Noticia publicada el: 09/02/11
Editorial: Protección de un gran recurso pesquero
A continuación reproducimos una editorial publicada hoy por El Mercurio:
"La pesca del jurel ilustra las dificultades en las que se desenvuelve la captura de bienes (los peces) sobre los cuales no hay -hasta este momento- posibilidad de adjudicar derechos de propiedad. Así, la pesca indiscriminada de una especie -en este caso el jurel- impone riesgos de extinción de ella si la tasa de reproducción es menor que la de su captura. A su vez, la tasa de reproducción no es completamente conocida, sino solo puede ser estimada, por la dificultad de medir con precisión la biomasa existente y conocer con detalle la biología de su desarrollo. Los países más activos en las pesquerías mundiales intentan ponerse de acuerdo frente a este problema imponiendo cuotas de captura. Sin embargo, pueden controlar directamente sólo lo que ocurre dentro de las zonas de su soberanía marítima -200 millas en el caso chileno-, pero lo que se haga más allá de ellas por parte de los buques factoría queda fuera de su control, ya que éstos puedes autoabastecerse o tener flotas de apoyo que lo hagan, burlando así los controles y evitando sanciones, a menos que sus países de origen tomen acciones al respecto.
En 2006, Chile, Australia y Nueva Zelanda copatrocinaron una negociación internacional multilateral destinada a la creación de una organización regional de pesca, con el propósito de contribuir a conservar los recursos pesqueros en el pacífico Sur y a ordenar su manejo. En noviembre de 2009 se adoptó el texto de la Convención para la Conservación y Ordenamiento de los Recursos Pesqueros en Alta Mar en el Océano Pacífico Sur. Hasta esa fecha, los 26 países y entidades participantes en las negociaciones, 12 han firmado esa convención, Nueva Zelanda, Islas Cook, Chile, Colombia, Perú, Islas Faroe (incluyendo su ratificación), la Unión Europea, China, Australia, Corea, la Federación Rusa y Cuba.
Las medidas previstas por dicho instrumento apuntan a determinar una captura total permisible y a distribuirla entre quienes participen en la pesquería. Eso condujo a una "carrera olímpica" entre los países para mejorar su participación relativa en dicha captura, y comenzar la etapa de regulación en una mejor posición. Como resultado, la situación del jurel se agravó aún más en 2010. De hecho, el grupo científico internacional de la propia Organización de Pesca del Pacífico Sur, se reunió en Viña del Mar en octubre del 2010, reafirmó que la especie se halla en situación muy crítica: su biomasa se redujo en casi 80% desde 2001, alcanzando su mínimo histórico. El mismo informe señaló que de no adoptarse medidas drásticas inmediatas, la biomasa se extinguiría irremediablemente en 10, y sugirió reducciones entre 50 y 70% de las capturas reales a la fecha.
En consonancia con lo anterior, Chile aprobó la reducción de la pesca de jurel en 60%, lo que ha provocado reacciones encontradas. En la zona norte se quejan de que tal reducción afecta menos a la zona sur, pues las 200 mil toneladas asignadas eran las que ya se estaban pescando; a su vez, las empresas de la zona sur afirman que en el norte están pescando ejemplares de pequeño tamaño, afectando aún más la recuperación de la biomasa. Los parlamentarios regionales se preocupan de la situación laboral de los trabajadores de las empresas eventualmente afectadas.
Los interes de corto plazo de empresas y trabajadores se contraponen con los de largo plazo de la industria y del país. Cabe a los gobiernos resolver finalmente ese problema. En ese marco es alentador el que Chile y Perú ratificaran su compromiso con este acuerdo en la reunión de jefes de Estado el pasado mes de enero".